La ciencia es una empresa humana. Tiene drama, frecuentes decepciones y momentos de emoción extrema. Pocas cosas en la vida son más emocionantes que ver algo que nadie más ha visto antes: puede ser un organismo desconocido visto a través de un nuevo microscopio de gran alcance, una nueva perspectiva de algún aspecto de las leyes que rigen el mundo (imaginen a Newton cuestionándose por qué los objetos caían) o constatar una nueva relación matemática. Sea lo que sea, es todo suyo y es el resultado de su arduo trabajo, creatividad y perseverancia. Esto es el descubrimiento puro y es la esencia que motiva y estimula a los científicos.