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La Energía Nuclear y el Desarrollo Tecnológico del País

Año 2011
Documento de la Comisión Interacadémica de Energía Nuclear (CIENA)

Academias Nacionales de Ciencias y de Ingeniería

(Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, Academia Nacional de Ciencias en Córdoba, Academia Nacional de Ingeniería)

El Gobierno ha dado a conocer que se contempla la instalación de nuevas centrales nucleares en el país en los próximos 15 años.

Esta circunstancia no es ajena al quehacer de las Academias Nacionales de Ciencias e Ingeniería pues las actividades nucleares en el país han tenido en el pasado un impacto primordial en el desarrollo de la ciencia y tecnología locales.

La Argentina es uno de los países que más temprano iniciaron una actividad nuclear relevante. Esta actividad ha dado buenos frutos, y entre los más importantes se encuentra su contribución al desarrollo de capacidades científicas y tecnológicas nacionales. Esto se debió a políticas acertadas, mantenidas con continuidad desde los comienzos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que priorizaron la formación de buenos científicos y tecnólogos y la decisión de emplearlos en proyectos tecnológicos de avanzada con participación estatal y privada.

Ejemplos tempranos de realizaciones de esta naturaleza son el desarrollo de nuevas tecnologías para la fabricación de elementos combustibles nucleares y la construcción del primer reactor latinoamericano, el RA1. Otros desafíos exitosos incluyen la construcción del RA6 en Bariloche, el primer reactor de exportación, el RP10 en Perú, los siguientes reactores instalados en Argelia, Egipto y Australia, el desarrollo de la tecnología del enriquecimiento de uranio, el dominio de la tecnología del circaloy, la fabricación nacional de los combustibles nucleares usados en las centrales argentinas y una participación destacada en la construcción de Atucha, Embalse y, hoy día, de Atucha II.

Es habitual en los países desarrollados que demandas de naturaleza tecnológica tiendan a ser satisfechas con recursos propios. En la Argentina la tendencia ha sido, salvo honrosas excepciones, la de optar por la importación pasiva de tecnología, lo que no contribuye a mejorar la capacidad de decisión en aspectos estratégicos del desarrollo del país. El caso de la actividad nuclear ha sido quizás la más notable de tales excepciones. En efecto, el desarrollo nuclear argentino conjugó la necesidad de satisfacer determinadas demandas de la sociedad con la aplicación de conocimiento y desarrollos tecnológicos propios fortaleciendo a su vez, como en un círculo virtuoso, la ciencia y la tecnología en el país.

Por esta razón y ante la posibilidad de que se disponga una inversión de envergadura en un campo eminentemente tecnológico como es la producción de energía nuclear, las Academias de Ciencias e Ingeniería encuentran propicia la ocasión para recomendar al Gobierno y a la sociedad en su conjunto, que se tenga en cuenta la importancia de que las decisiones que se tomen en esta materia optimicen el uso de recursos tecnológicos propios.

El objetivo principal de las centrales nucleares es producir energía eléctrica, segura y económica, con instalaciones confiables y probadas en plazos adecuados a las necesidades del país. Este objetivo se debe compatibilizar con su complementario, o sea, impulsar el desarrollo tecnológico del país en caso que la decisión de invertir en energía nuclear se concrete.

Guiada por esta inquietud, la Comisión Interacadémica de Energía Nuclear ha entrevistado y recabado la opinión de personalidades argentinas relevantes en la materia. Estas consultas han sido llevadas a cabo en los últimos meses período durante el cual tuvo lugar el accidente de Fukushima. Dado que este acontecimiento no altera el propósito de este documento, la Comisión Interacadémica estima apropiado dar a conocer su pensamiento y ofrecer las siguientes recomendaciones:

1 - La Argentina cuenta con profesionales de primer nivel internacional en el área nuclear. Tanto la CNEA, como INVAP, la NA-SA y la ARN tienen en sus planteles personas con experiencia muy valiosa. Existe además un número de expertos que están formalmente retirados pero se mantienen activos en el ámbito internacional y en el sector privado. Este recurso humano, estratégico para el país, debe ser aprovechado para planificar el futuro de la actividad nuclear en la Argentina.

2 - Como resultado de las consultas realizadas, la Comisión Interacadémica aprecia que sobre la cuestión de las próximas centrales nucleares en la Argentina y la participación local en los respectivos proyectos, existen diversas opiniones. En tal sentido se advierte la falta de un análisis exhaustivo de las capacidades existentes en el país en cuanto a ingeniería conceptual y básica, nuevas tecnologías, insumos, grandes componentes, seguridad radiológica y nuclear, etc. y la conveniencia de que, sin desatender el objetivo principal de la centrales nucleares antes enunciado, se elaboren alternativas fundadas para la tecnología a utilizar en las próximas centrales. En consecuencia, la Comisión Interacadémica entiende que es aconsejable convocar a la formación de grupos de trabajo en las distintas especialidades para que en un breve plazo produzcan documentos que respondan a estos interrogantes. Las Academias ofrecen su colaboración para este cometido.

3 - El proyecto CAREM concebido hace 25 años no contó con el apoyo necesario para su ejecución hasta hace pocos años. Es auspicioso que ahora se haya reiniciado y esté en franca recuperación. Se trata de un proyecto argentino reconocido internacionalmente con potencial para la formación de recursos humanos, para el desarrollo de nuevas tecnologías y para el fortalecimiento de la capacidad argentina como país exportador de tecnología nuclear. Por lo tanto la Comisión Interacadémica considera que merece ser apoyado con todo vigor. El concepto CAREM, hoy día llamado de “seguro por diseño”, con sistemas de “seguridad pasiva” se ha extendido a otros países donde actualmente se trabaja en proyectos similares. Existe una incipiente valorización mundial de los reactores modulares pequeños por lo que es deseable que habiendo sido la Argentina líder en este tipo de diseño mantenga, o más bien recupere, su condición competitiva original.

4 - La Argentina es reconocida internacionalmente en el área nuclear y ha probado su capacidad exportadora en instalaciones de muy alto contenido tecnológico. Es indudable que esta capacidad merece ser potenciada a través del conocimiento y de la I&D. El sector nuclear argentino, posee un importante activo de recursos humanos e instrumental, pero hay aún camino por recorrer para ubicar a la Argentina en posición de competir en el diseño y fabricación de instalaciones nucleares. Por tal razón se recomienda que la actividad de I&D que en esta área de la energía nuclear lleva adelante la CNEA y todo el sector nuclear argentino, sea robustecida para alcanzar la referida posición en el ámbito internacional.

5 - La Comisión Interacadémica estima oportuno recordar el impacto que tuvo la existencia de un plan nuclear con un horizonte de varios años, en la formación de cuadros profesionales de primer nivel en ingeniería, tanto en el ámbito estatal como - y especialmente -, en el sector privado con la creación de conglomerados corporativos específicos. Es deseable que tal circunstancia vuelva a repetirse en relación a la materia que nos ocupa como así también en otras áreas de interés nacional.

En conclusión, las Academias de Ciencias e Ingeniería de la Argentina formulan estas recomendaciones dirigidas al Gobierno y a la sociedad, referidas a la posibilidad de impulsar un nuevo salto cualitativo en el desarrollo científico y tecnológico del país en caso de que se concreten los planes de nuevas instalaciones nucleares.


La Comisión Interacadémica de Energía Nuclear agradece los valiosos aportes del Ing. Juan Pablo Abbate, del Ing. Juan Carlos Almagro, del Ing. Juan Bergallo del Dr. Heriberto José Boado, de la LIc. Norma Boero, del Ing. Daniel Cameron, del Ing. Roberto Cirimello, del LIc. Juan José Gil Gerbino, del Ing. Abel Gonzalez, del Dr. José Lolich, y del Lic. Juan Pablo Ordoñez, ninguno de los cuales tiene responsabilidad alguna por las ideas expresadas en el presente documento.

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