En febrero de 2014, científicos argentinos liderados por Gabriel Rabinovich descubrieron, in vitro, el rol que cumplía la proteína Galectina-1 en el cáncer: una suerte de salvavidas con que los tumores se mantenían a flote. La bloquearon. Los tumores de los ratones, en efecto, perdieron fuerza. Justo siete años después, Rabinovich y su equipo reconfirmaron sus hipótesis, ahora con tejido humano.